Guatemala: Impiden discutir reforma al IGSS (opinión)

Guatemala: Impiden discutir reforma al IGSS (opinión)

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Guatemala: Impiden discutir reforma al IGSS (opinión)

Antonio Mosquera Aguilar

La OIT estima que el desempleo se ha duplicado en los últimos 15 años. Una masa de desempleados o cuentapropistas enmascara al paro. Según la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos de 2015, el 75% de los hombres y el 73.7% de las mujeres trabajadores carecen de acceso al IGSS. Se incumple mandato constitucional a la seguridad social.

En consecuencia, no es ocioso discutir el futuro del Seguro Social cuando el telón de fondo es una masa vulnerable de trabajadores instalados en la supervivencia sin futuro. La izquierda no busca privatizar, sino mejorar la cobertura. Los diputados gozan de libertad para informarse y pueden aceptar invitaciones para viajar a otros países para conocer sistemas de seguridad social.

La mayoría de técnicos y dirigentes laborales honestos confían en que se podrán diseñar instituciones públicas que convoquen a la colaboración altruista y el trabajo honrado de sus integrantes. No toda institución pública es un nido de ladrones, como aseguran los neoliberales y sus enmascarados aliados. Por lo tanto, se puede discutir y reformar la seguridad social.

Nuevas ideas:

1. Amerita separar los servicios de salud del manejo financiero de la seguridad social. En salud deben impulsarse sendos sistemas públicos para atender a los trabajadores de las empresas privadas y otro a los trabajadores del Estado.

2. El manejo financiero de los sistemas de pensiones por jubilación, accidente y supervivencia deben generalizarse. No es posible que existan sistemas paralelos sin asidero financiero, tales como la protección a la tercera edad del Ministerio de Trabajo. Así, las pensiones por vejez, aunque se incrementan con el presupuesto, como ahora, deben colocarse en fondos financieros situados en los bancos.

3. Debe existir promoción de ingreso a los diversos seguros sociales entre la mayor parte de los ciudadanos.

¿Para qué proponer, si los que deciden siempre son un grupillo de descalificados instalados en el poder paralelo? Sin embargo, las ideas no deben callarse. La democracia necesita de propuestas mínimas por parte de quienes no se encuentran en las posiciones de poder del Estado. Son la posibilidad optimista de conseguir un futuro que no se parezca a la realidad opresiva del presente. Permiten afirmar la redención social de los oprimidos, excluidos y silenciados.

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